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lunes, 24 de diciembre de 2007

Feliz navidad para todos!!!!

Mis mejores deseos para esta noche buena y estas navidades en general.
Os regalo un villancico, pero algo movido , tampoco es cuestión de amuermarse en exceso...


lunes, 17 de diciembre de 2007

RASCAL FLATTS: Life is a highway

ENHORABUENA MIRI!!!!!!!!!!!

No dudabamos ni por un segundo que no sería a la primera, hay gente que nace con estrella y tú la tienes.

A partir de ahora la vida es una autopista, como dice la canción de Cars, acelera, pero no demasiado que te quitan un minipunto , jajaja.

domingo, 2 de diciembre de 2007

CRAIG DAVID : Hot Stuff

Los años pasan para todos, pero para unos mejor que para otros lamentablemente. Nuestro Craig se ha hecho mayor y se ha reinventado a sí mismo. Qué os parece el cambio?
Sea como sea sigue siendo él...



I don't know about you
But if your feeling the groove
You know what you gotta do
It's got to be fire!

Let's Dance
Get on the floor
No need to hold back
Sexy thong, mini-skirt, stilletos
And shakin' all that
What you doin' to me
Girl I can't hold back
Some Hot Stuff
Is all that I need
So why we waitin'
Let's Dance

Hit the floor
Show me what you workin'
Sequins on your skirt
Insentuates all of your curves and
Girl you know I'm likin'
All the things your doin'
Specially when them other girls
Be checkin' out your moves and

Girl I want in
The way you turnin me on
I can't even begin
You so hot like you come
Straight out of the kitchen
When you dip it down low
Cuz we trippin'
Cuz now other guys be lookin'
At you cuz your so damn fine
Really blows my mind
Girl it's all about you
So what we gonna do

Let's Dance
Get on the floor
No need to hold back
Sexy thong, mini-skirt, stilletos
And shakin' all that
What you doin' to me
Girl I can't hold back
Some Hot Stuff
Is all that I need
So why we waitin'
Let's Dance

martes, 20 de noviembre de 2007

EDGAR ALLAN POE: El corazón delator (fragmento 1)


¡Es cierto! Siempre he sido nervioso, muy nervioso, terriblemente nervioso. ¿Pero por qué afirman ustedes que estoy loco? La enfermedad había agudizado mis sentidos, en vez de destruirlos o embotarlos. Y mi oído era el más agudo de todos. Oía todo lo que puede oírse en la tierra y en el cielo. Muchas cosas oí en el infierno. ¿Cómo puedo estar loco, entonces? Escuchen... y observen con cuánta cordura, con cuánta tranquilidad les cuento mi historia.

Me es imposible decir cómo aquella idea me entró en la cabeza por primera vez; pero, una vez concebida, me acosó noche y día. Yo no perseguía ningún propósito. Ni tampoco estaba colérico. Quería mucho al viejo. Jamás me había hecho nada malo. Jamás me insultó. Su dinero no me interesaba. Me parece que fue su ojo. ¡Sí, eso fue! Tenía un ojo semejante al de un buitre... Un ojo celeste, y velado por una tela. Cada vez que lo clavaba en mí se me helaba la sangre. Y así, poco a poco, muy gradualmente, me fui decidiendo a matar al viejo y librarme de aquel ojo para siempre.

Presten atención ahora. Ustedes me toman por loco. Pero los locos no saben nada. En cambio... ¡Si hubieran podido verme! ¡Si hubieran podido ver con qué habilidad procedí! ¡Con qué cuidado... con qué previsión... con qué disimulo me puse a la obra! Jamás fui más amable con el viejo que la semana antes de matarlo. Todas las noches, hacia las doce, hacía yo girar el picaporte de su puerta y la abría... ¡oh, tan suavemente! Y entonces, cuando la abertura era lo bastante grande para pasar la cabeza, levantaba una linterna sorda, cerrada, completamente cerrada, de manera que no se viera ninguna luz, y tras ella pasaba la cabeza. ¡Oh, ustedes se hubieran reído al ver cuán astutamente pasaba la cabeza! La movía lentamente... muy, muy lentamente, a fin de no perturbar el sueño del viejo. Me llevaba una hora entera introducir completamente la cabeza por la abertura de la puerta, hasta verlo tendido en su cama. ¿Eh? ¿Es que un loco hubiera sido tan prudente como yo? Y entonces, cuando tenía la cabeza completamente dentro del cuarto, abría la linterna cautelosamente... ¡oh, tan cautelosamente! Sí, cautelosamente iba abriendo la linterna (pues crujían las bisagras), la iba abriendo lo suficiente para que un solo rayo de luz cayera sobre el ojo de buitre. Y esto lo hice durante siete largas noches... cada noche, a las doce... pero siempre encontré el ojo cerrado, y por eso me era imposible cumplir mi obra, porque no era el viejo quien me irritaba, sino el mal de ojo. Y por la mañana, apenas iniciado el día, entraba sin miedo en su habitación y le hablaba resueltamente, llamándolo por su nombre con voz cordial y preguntándole cómo había pasado la noche. Ya ven ustedes que tendría que haber sido un viejo muy astuto para sospechar que todas las noches, justamente a las doce, iba yo a mirarlo mientras dormía.