Si en el tiempo aún espero es que, sumiso,
aunque también inconsolable, entiendo
que el fruto fue, que a la niñez sorprende,
no don terreno, más celeste aviso.
Pues, mirando que más tuvo que quiso,
si al sueño sus imágenes suspendo,
de la niñez, como de un arte, aprendo
que sencillez le basta al paraíso.
El sabor embriagado y misterioso,
claro al oído (el mundo silencioso
y encantados los ruidos de la vida)
vivo el color en ojos reposados,
el tacto cálido, aires perfumados
y en la sangra una llama inextinguida.
aunque también inconsolable, entiendo
que el fruto fue, que a la niñez sorprende,
no don terreno, más celeste aviso.
Pues, mirando que más tuvo que quiso,
si al sueño sus imágenes suspendo,
de la niñez, como de un arte, aprendo
que sencillez le basta al paraíso.
El sabor embriagado y misterioso,
claro al oído (el mundo silencioso
y encantados los ruidos de la vida)
vivo el color en ojos reposados,
el tacto cálido, aires perfumados
y en la sangra una llama inextinguida.
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